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viernes, 22 de marzo de 2013

mi mundo empieza donde lo hacen tus pestañas


No dejes el peso de una decisión sobre mis hombros cielo, sabes que no podré sujetarla.
Tampoco quiero que esté sobre los tuyos, porque se caerá, quiero que la tires, que te des la vuelta y que olvides que está ahí.
Tomar decisiones  sólo sirve para cerrar puertas con pestillo, candado y ahogarse en uno mismo.
Lo único que sé tomar es de la mano, para no olvidarme de qué se siente cuando tu piel está cerca. Que claves tu ojos en los míos para recordar qué mundo se me aparece a menos de medio metro y unos cuantos centímetros más arriba. Que de tu voz no salga lo que no quiero oir, no necesito que retumben tus palabras en mi cabeza si con tus caricias me basta.
Que si no recuerdo lo que llevabas ayer, es porque estaba más pendiente de perderme cerca de ti y no de tus ridículas necesidades de humano rebelde.
Que si no sé sujetar decisiones es porque lo único que recuerdo es que una vez  lloré y maldije, y que aquella noche envejecí.

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