No dejes el peso de una decisión sobre mis hombros cielo,
sabes que no podré sujetarla.
Tampoco quiero que esté sobre los tuyos, porque se caerá,
quiero que la tires, que te des la vuelta y que olvides que está ahí.
Tomar decisiones sólo
sirve para cerrar puertas con pestillo, candado y ahogarse en uno mismo.
Lo único que sé tomar es de la mano, para no olvidarme de qué
se siente cuando tu piel está cerca. Que claves tu ojos en los míos para recordar
qué mundo se me aparece a menos de medio metro y unos cuantos centímetros más
arriba. Que de tu voz no salga lo que no quiero oir, no necesito que retumben
tus palabras en mi cabeza si con tus caricias me basta.
Que si no recuerdo lo que llevabas ayer, es porque estaba
más pendiente de perderme cerca de ti y no de tus ridículas necesidades de
humano rebelde.
Que si no sé sujetar decisiones es porque lo único que
recuerdo es que una vez lloré y maldije,
y que aquella noche envejecí.
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